domingo, 25 de septiembre de 2016

FRAGMENTOS


En lo adelante, estimados lectores, estaremos presentando pequeños textos recogidos, o mejor, escogidos, de entre la larga escritura realizada. Una síntesis conceptual de un lenguaje expositivo, cuyo propósito fundamental, es haber querido transmitir un ideario pedagógico, yacente en el espíritu de un escritor, -que como tal me siento-,  que ha visto transcurrir su vida en labores educativas escolares, en los distintos ámbitos del sistema educativo, en el que hemos ejercido esta delicada función cual profesión y tarea enaltecedoras.

Pero, además, en un largo trecho existencial, nos ha gustado hablar de las cosas menudas de la evolución socio-histórica de la ciudad y del estado, en labores cronísticas, con cuya práctica tenemos elaborados varios libros, entre publicados e inéditos, de los cuales, en una labor de búsqueda adelantada en los últimos meses, hemos ido escogiendo trozos, fragmentos, párrafos, de contenidos esencialmente conceptuales, para con ellos, ir cultivando este “jardín” definido, como se puede ver, con las múltiples germinaciones que lo integran en sus diferentes secciones o capítulos.

DE LO GEOGRÁFICO-HISTÓRICO
JARDÍN DE EXORDIOS – TOMO I

1
No dejo de querer a esta tierra que me anida. Las calles con el tiempo detenido. Sus casas grandes en el centro y los alrededores. Y la lineal visión alargada de sus dos calles principales. No oculto el sentimiento de escribir sobre la historia y el acontecer de mi nativa tierra, de sus glorias y de sus fracasos. En ella aún palpitan las grandes epopeyas de la Emancipación, cumplidas por sus hijos y por hombres de otras tierras, que vinieron en aquellos tiempos lejanos a cubrirla con sus hazañas portentosas en la búsqueda de la Independencia.  Se perpetúan en ella los cantos de aquellos pobladores que, con sus instrumentos y sus voces, y con su vena compositora, daban sus serenatas en los ventanales de las casonas, en las noches silentes de la pequeña urbe. Ciudad de ilimitada condición anímica, con su iglesia, con sus tejas, con sus campanas: imágenes del espíritu creyente que han sido pan espiritual del habitante. Tierra cargada de memorias y desmemorias, arrastra secularmente los signos de sus tradiciones  y leyendas, que han servido para eternizar su hondo significado cultural. A pesar de su apariencia pueblerina, este bendito suelo  lleva en su conciencia, la grandeza ancestral de ser la Ciudad de la Paz. La presiden en la estela inmemorial de sus edades, el viejo templo en que han rezado los siglos, y el egregio monumento que desafía la altura inconmensurable de los nuevos tiempos.

2
La ciudad es una realidad pública que busca y debe ser eficiente. Son los individuos agrupados en una red dirigida hacia un hecho concreto, una meta o lugar buscado con sentido prospectivo y real. Una concreción de obras terminadas con características de servicio y utilidad. Una ciudad es un organismo viviente, pues son los habitantes los que la empujan hacia adelante, con la mirada dirigente y supervisora de especialistas previamente dotados de un proyecto para la visualización  de la empresa total que le da vida y le permite el ascenso hacia los estadios de la prosperidad. Convertida en una red de servicios públicos en consonancia con las necesidades de la población, mirada con signos de grandeza, partiendo de sus componentes unitarios bien agrupados y enredados con ansias de significado, con el sentido completo de la eficacia en el funcionamiento de sus dependencias, con sus espacios abiertos para una mejor existencia, con los pobladores dispuestos a ocupar y hacer funcionar esos espacios, con un conjunto de escenarios vivos y bien organizados. Donde sea precisa la concurrencia masiva a participar y hacer participar a todos en conjunto, con la búsqueda incesante de propuestas para alcanzar los valores sociales que son los que permiten existir bien, con los fundamentos de una cultura esencial de servicios múltiples, puestos a funcionar para alcanzar mayoritariamente sus beneficios integrales.

3
Las pequeñas ciudades primigenias, y más aún otros pueblos, fueron de una baja línea horizontal. Así se percibe por las formas que se dibujan en los viejos daguerrotipos. Y en su totalidad fueron esencialmente monocolores, como para darles una gran dimensión de antigüedad. Ver estos grabados anima a los que sienten amor por la historia, porque se encuentra en ellos una fortaleza espiritual que la define tangiblemente la presencia de hombres y mujeres que allí hubo como pobladores. Y hoy, desde distintos ángulos, se puede replantear la vida de aquellos habitantes que anduvieron en la cotidianidad por las aceras y las calles largas y delgadas, que también se distinguen en las detenidas imágenes de los daguerrotipos de pueblos y ciudades.

4
En aquellos tiempos, entre los siglos, las obras públicas fueron construidas con escasos recursos materiales y técnicos. Están allí en los daguerrotipos. Se ven como un triunfo de aquella ingeniería, o mejor, de la pericia de los albañiles prácticos que las levantaron, dirigidos por ellos mismos; hechas, muchas de ellas sin ninguna planificación previa, aunque con honda responsabilidad y un profundo criterio formal. La memoria gráfica  de ese largo tiempo permanece recogida en diversos documentos públicos y privados. Lástima que no hubo el cuido de personas entendidas, pero sin criterio de posterioridad, por salvaguardar aquel patrimonio documental formado durante el proceso constructivo de las obras públicas y privadas: carreteras y puentes; casa y edificios, y construcciones de otros tipos, para lo que, tanto el gobierno como personas particulares, solían contratar fotógrafos especializados. Y muchos, la mayoría de aquellos documentos se perdieron, lo que impide al investigador tener el apoyo ilustrativo o los pormenores gráficos de tal como era en la realidad la obra en ejecución. La implacable acción del tiempo sobre el documento de papel, la desidia en otros casos, y hasta la ignorancia  dieron al traste con documentos  fotográficos del ayer de la ciudad.