lunes, 8 de septiembre de 2014

GLOSARIO A LAUDELINO



Prólogo

“La música es la voluptuosidad de la imaginación”, Eugéne Delacroíx. “La música excava el cielo”, Charles Baudelaire. Desde dos perspectivas del arte, primero el creador del famoso cuadro de la “Libertad” y el otro el autor de “Las flores del mal”, miraron para el arte de la armonía e hicieron estas afirmaciones, del rapsoda cantada ya en los poemas de Homero. “Glosario a Laudelino”, es el título del libro del Profesor Alí Medina Machado. A Laudelino el que encontró una noche, a la noche, con los sonidos detenidos y compuso Conticinio.

Es una selección poética de arreglos musicales de distintos géneros como valses, marchas fúnebres y militares, pasodobles, danzas, sinfonías, poemas sinfónicos, canciones y por supuesto música académica del maestro Don Laudelino. La interpretación literaria artística que hace el profesor Medina se convierte en otro clásico de glosa, para la cultura musical de Trujillo, que a la vez es un viaje por sus montañas, ríos, pueblos, casas, instituciones, hombres y mujeres que inspiraron al poeta sinfónico a esculcar entre las musas o diosas de este arte.

Este reencuentro entre las partituras y la escritura es un caudaloso manantial de palabras hermosas, en donde se evoca al recuerdo, al amor, la novia, el hijo, la patria chica. También se encuentran el dolor, el pesimismo, la esperanza, la alegría, aunque parezca contradictorio. Pero recordemos que es un encuentro de poetas vistos por el tiempo alterados un poco por la imaginación y eso es normal. Hijos de la Tierra de María Santísima de la Calle Arriba cerca de donde está la sultana musical de Los Andes, Radio Trujillo, la 1280, que saluda a su audiencia y la despide con las notas del vals Conticinio.

En Viena la ciudad cultural, musical y política de Austria en la segunda parte del siglo XIX un vals y un compositor refrescaron su historia. “La estrella es un hijo de esa ciudad, de espíritu risueño y alegre hasta más no poder: Johann Strauss II”. Con el Danubio Azul generó música que se quedó en lo clásico, pero transcendiendo a lo popular por primera vez. En el repertorio de don Laudelino llegó una canción para quedarse e integrar en el arte musical venezolano clásico y popular. Dice el profesor Medina: “Es la identificación sentimental de los trujillanos, producto de la inmovilidad de los sueños”.

En Glosario a Laudelino podemos apreciar pasajes como estos: “Músico que veía notas en el cielo. No queda otra alternativa que solicitarle silencio a su propio corazón. Se enferma el alma cuando se abandona el terruño. Canto al heroísmo. La semilla dulce que se siembra en el cuerpo”. Son construcciones literarias aristocráticas con similitud a algunos pasajes del Cantar de los Cantares de Salomón, o de Rayuela de Cortázar, un sentido de pertenencia de Mi infancia y mi pueblo de Briceño Iragorri.

Trujillo la ciudad viajera, la ciudad movediza, la ciudad pacífica y la portátil. En ella convive un manojo de historias, un vals cariñoso y espléndido, a otros como: Morir es nacer. Como llora una estrella, de Conde a principal, Luna de Margarita de los maestros: Andrade, Carrillo, Romero y Díaz. Además una patrona, Mana Juana en la narrativa y hoy un hidalgo de la palabra, renovador del tiempo, buscador de historia diminuta autor de este glosario, que invito a recorrer con las notas acompasadas del maestro Mejías en la tierra de un pueblo que aún le falta tiempo para descubrirse.

Pedro Frailan
Trujillo, Abril 2010

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