Alí
Medina Machado
De mi libro
“El Idioma y sus alrededores”,
les ofrezco
este trabajo
La
lengua española empieza por la a, pues esta letra es lo más
abierto que tiene, la primera letra del abecé o abecedario o alfabeto, que los
tres nombres tienen aceptación, auque el primero no gusta mucho. La a es
la primera letra, está en todo, ella representa un acto de libertad. Es una vocal,
la primera, y las vocales, como sabemos, son libres: “La a representa el sonido
más perceptible en el vocalismo del lenguaje” (Corripio, 1988-1). Surge libre
por la cavidad bucal completamente abierta, con la lengua en el piso de la
boca. En el triángulo que grafican las vocales ella ocupa el vértice inferior.
La a
suena mucho, pero nunca se acentúa cuando va sola. Antes, sola si se tildaba;
hoy hacerlo sería un arcaísmo. Tiene plural, pues es un sustantivo, ¿Qué no?,
claro que lo es, lo que pasa es que nos acostumbramos a verla como una
preposición únicamente. El plural de a es aes.
Ejemplo: Las aes de la palabra casa son sus ventanas abiertas. En este caso el
sustantivo aes es el núcleo del sujeto. En esta oración, como
vemos, la letra a aparece doce veces, porque es que abunda mucho,
naturalmente.
La a nunca se
está quieta.
¡Caramba!, en esta oración que acabamos de escribir vuelve a funcionar
sintácticamente como un sustantivo. Pero, a lo que vamos, la a es vivaz
y entrometida en el discurso. En éste funciona como preposición también, con un
uso múltiple, según el caso, y en este oficio tiene las siguientes
particularidades: Introduce complemento directo, indirecto y circunstancial: Yo
amo a mis padres Complemento Directo Vengo a que me preste dinero Complemento Indirecto Viajaré a
Caracas Complemento
Circunstancial.
Así se mueve nuestra primera vocal castellana,
ayudando incesantemente en la construcción de los sintagmas del discurso, entre
lo directo, lo indirecto y lo circunstancial. Esperan a la profesora Directo
Viaja a pie Circunstancial de modo Se colocó a un lado Circunstancial
de lugar Vendrá al atardecer Circunstancial de tiempo.
No siempre la a puede ser complemento
directo, solamente lo es cuando acompaña a nombre de persona o de animal:
Quiero a mi padre. Cuido a mi perro. Pero cuando es nombre de cosa el objeto
directo no requiere de esa a inicial. Admiro su destreza...
No podemos decir guardo a mi escopeta, lavo a mi carro; pero tampoco
podemos decir admiro mi padre; cuido mi caballo...
A veces confundimos en la escritura la letra a
con la forma ha del verbo haber. Es un error ortográfico un poquito
frecuente. ¿Cómo evitar esta confusión?, con el uso del plural. Podemos
escribir ha venido y han venido, pero en el
sintagma a pie, ¿cómo pluralizar la a? La preposición a
no admite plural; el sustantivo a si admite plural. Y todavía
llega mucho más allá el uso de la a: en forma proclítica se une a
varios adverbios y forma con ellos una sola palabra: afuera, adentro,
apenas, abajo, adonde... La a se pega a
ellos y ya no se puede separar, pues hacerlo sería una incorrección. ¿Y es
prefijo la a?, si
señor; sirve para formar palabras derivadas por prefijación, como –ateo- a/teo. Y si hacemos un listado de
palabras éste sería interminable, como afear, aclarar, aplomado,
acéfalo, anónimo, anatomía.
Por ser gramáticamente tan usual, la a
nos puede llevar a cometer errores e incorrecciones, y con mucha frecuencia,
como en los casos siguientes: cocina a gas, cuya forma correcta es cocina
de gas; avión a reacción, por avión de reacción. En los casos
siguientes ¿es correcto o incorrecto su uso? Visitaré a Bogotá, Visitare
Bogotá; quiero mis alumnos, quiero a mis alumnos; Visitaré
a la Capilla, Visitaré la Capilla... Es cuestión de analizar.
Una última cosa de esta primera letra del orden
alfabético que, como vemos, se nos está haciendo inacabable: la letra a sirve
para construir locuciones adverbiales o frases o modos o expresiones como
también se llaman estos sintagmas: a pie, a propósito, a
diestra y siniestra.
El
Diccionario de la Real Academia Española, dice otras cosillas de la letra a, por si te interesa.
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